A cultura non é calquera cousa que se repita moitas veces, non é costume nin rito, nin forma de vestir. A cultura é algo traido con mimo, sabiduría dos ancestros e savia nova. Equilibrio entre conservación e innovación cultivado con amor.

viernes, 27 de mayo de 2011

El bosque del alba



Aquí, en el centro de Galicia, aún abunda el carballo y el abedul alegra los campos y bordea prados y riberas. Aquí el monocultivo del eucalipto aún no ha hecho casi mella. Digo casi, por que algunos intentan no quedarse atrás y luchan con empeño para que este árbol prevalezca sobre las especies de la zona.
En esta esquina de celtiberia, plena de bosques y ríos, donde las gentes guardan en sus genes la historia occidental de Europa desde los constructores de megalitos hasta las invasiones bárbaras, país encantado de la bella durmiente, rodeada de bosques y espinos, donde el tiempo parece que pasa mas despacio que en otras partes, aún hoy, a pesar de los tiempos que corren ( o mejor dicho que vuelan ), en este lugar, digo, el carballo ( roble ) es el rey.
El padre-madre carballo es el señor de estos bosques. Bosques a veces impenetrables y a veces amables para el paseo, cuidados antaño con mimo por las gentes del lugar a las que ofrecían leña para el hogar, forraje y cama para el ganado, caza y pesca para la cazuela. Pero además es que allí donde hay carballos hay tierra fértil y buena, hay agua , hay salud. No es extraño que fuera árbol sagrado para los antiguos habitantes de estas tierras. Unión de cielo y tierra, refugio de animales y duendes, hadas y gnomos sabios, al abrigo de su gran espíritu.
Si los bosques naturales desaparecieran la bella durmiente despertaría después de cien años mirando con asombro a su alrededor: ¿Dónde están los espinos y los robles? , Donde el sauce, el aliso, el abedul…..Señor del bosque, madre nutricia de tantos vivientes ¿Qué ha sido de ti? , ¿Dónde las fuentes y los verdes prados? El alma de Galicia durmiente lloraría al despertar, pues esta tierra ya no sería merecedora de su nombre ni de su herencia, y lánguidamente moriría…..Si los bosques naturales sobrevivieran, el alma de Galicia despertaría fuerte, alegre y digna, orgullosa de sus gentes que abandonando la codicia han sabido proteger sus tierras, sus raíces, su esencia.
Y no solo a los solitarios bosques de las inaccesibles montañas o parques naturales exclusivos hay que proteger, si no si no a cada uno de nuestros árboles compañeros de nuestro destino sin los que Galicia no se entiende, y sobre todo al más típico y conocido bosque gallego, que es el que convive con el hombre, el bosque animado de las corredoiras, de las casitas de piedra trepando el outeiro, de escondidas chousas tras la curva del río donde se van a bañar los rapaces, de molinos que no se ven pero se oyen, de carballeiras donde se monta la feria y hacen tratos los ganaderos. Esta es la auténtica reserva natural de galicia : la del roble de cada aldea, la del bosque hollado y vivo, cruzado de caminos y prados, amigo del hombre que es amigo del bosque. Hogar de la garza y el aguila, del carpintero y el buho,del raposo, de la liebre, del corzo, del lobo, del jabalí, de la marta, de la gineta, de la nutria, del lirón, del ratón, del tejón…. Y del hombre.
Gato montés
María Fuertes Soto
La casa del alba,

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