La paz y la pureza se dan la mano, lo mismo que la nieve y el silencio.
Paz-silencio: la armonía suena en el silencio, el éxtasis que se puede hallar en la naturaleza se redobla cuando esta está cubierta de nieve. El canto de algún pajarillo que acaricia el oído no rompe el silencio, si no que alegra el alma, y todo hace sentir que Dios está cerca, que estamos cerca de Dios.
En la naturaleza, como siempre, están las claves para la unión con Dios, para que nuestro ser superior nos hable.