Se acaba el verano,con su trasiego de gentes en vacaciones, y nos quedamos aprovechando solos sus últimos frutos. De repente todo se ralentiza, al tiempo que se vislumbran nuevos proyectos ; como las moras o las frambuesas, todo llega a su tiempo justo, aunque a veces parezca que se retrasan y no van a llegar, en su punto de maduración aparecen.
Así son las cosas y sucesos de la vida, esperas y esperas y de pronto ¡pum! ahi están cuando ya casi ni te acordabas. Aprovechemos pues las oprtunidades cuando se nos presentan y disfrutemos de una mermelada de buenas moras tardías, que precisamente por eso, cuando llegan saben mejor.